El Design Thinking o Pensamiento de Diseño es una metodología para la resolución de problemas abiertos y complejos aplicable a cualquier ámbito que requiera un enfoque creativo. Actualmente recibe una gran atención en escuelas de negocios, en centros de innovación social y en entornos educativos, por su flexibilidad y sencillez para articular acciones para alcanzar soluciones a retos complejos. Se trata de adoptar algunas de las claves empleadas en la disciplina del diseño, la cual sin duda guarda también mucha relación con el modo de trabajar y pensar en la artesanía.
La metodología permite trabajar en equipo para desarrollar innovaciones de manera abierta y colaborativa, estimulando la cooperación y la creatividad al romper con ideas preconcebidas en la resolución de problemas. De acuerdo con Idris Mootee, en su libro Design thinking para la innovación estratégica, el Design Thinking se podría definir como “la búsqueda de un equilibrio mágico entre los negocios y el arte, la estructura y el caos, la intuición y la lógica, el concepto y la ejecución, el espíritu lúdico y la formalidad, y el control y la libertad.”
El Design Thinking pone en el centro a las personas, no tanto con la visión de una investigación de mercado sino con la mirada de un etnógrafo, que observa y participa en la comunidad que investiga. Entre los beneficios que presenta, destaca la flexibilidad del modelo, su orientación al aprendizaje y la posibilidad de movilizar y comprometer esfuerzos en torno a una visión compartida. Entre los riesgos e inconvenientes cabe apuntar el peligro de centrarse demasiado en las necesidades de un usuario concreto generando una solución que sólo satisfaga a una persona o a un pequeño segmento de clientes (esto depende de los destinatarios a los que se dirija el proyecto), así como la necesidad de asignar tareas y de gestionar el tiempo con el fin de conducir el proceso a buen término.
El Design Thinking centra sus esfuerzos en empatizar con los clientes, en generar ideas creativas y en confrontarlas continuamente con el usuario a través del prototipo como instrumento de aprendizaje, pensamiento y referencia para la evaluación de las soluciones. Se concibe como un proceso iterativo en acercamiento progresivo a una solución mejor. Para ello se debe cambiar la concepción de la innovación como algo cerrado con una entrega final y definitiva para cambiarla por un proceso de gestión de la incertidumbre y del fracaso. La evaluación en Design Thinking no tiene como resultado una calificación sino un aprendizaje. No es el final del proceso sino que da pie a una nueva acción: la implementación de mejoras.
El proceso se puede resumir en cinco etapa (que no han de considerarse de forma lineal):
Se pretende descubrir las necesidades y los elementos que son más importantes para la persona para la que se diseña. Es muy importante llegar a comprender a la otra persona, ya sea a través de una mera observación o participando de forma activa.
Se busca clarificar y concretar el problema que vamos a abordar de manera que sea significativo y podamos diseñar soluciones viables. La definición del problema es fundamental para que el proceso de diseño tenga éxito.
Consiste en generar ideas, desde las más atrevidas a las más modestas, de modo que podamos generar soluciones innovadoras y eficaces.
Se diseña una solución y se lleva a cabo de manera tangible. No se trata de presentar la idea del proyecto de forma oral, sino con un artefacto, digital o físico dependiendo el tipo de propuesta que se formule. Prototipar nos ayuda a pensar como creadores y a comunicarnos con nuestro cliente o usuario. Además es un método más barato para optimizar un producto o un proceso a través de aproximaciones progresivas a una solución satisfactoria mediante un procedimiento de fallo y error.
La evaluación no tiene como resultado una calificación sino un aprendizaje. Se trata de mostrar y confrontar con el usuario para aprender de él y generar un prototipo cada vez mejor.
Podríamos concluir que las principales aportaciones del Design Thinking son:
- Diseño centrado en las personas, primando lo cualitativo frente a lo cuantitativo, dando valor a la empatía con el cliente como forma de acceder a conocimiento valioso para el diseño.
- Experimentación y prototipado como forma de pensar haciendo y como manera de testar de forma rápida y barata nuestras hipótesis de trabajo.
- Orientación a la acción, enfocando los esfuerzos en medidas concretas, materializando las ideas lo antes posible, pasando de lo especulativo a lo experimental.
- Generación de experiencias como forma de contactar con el cliente y de generar lazos perdurables.
- Mejora continua a través de la iteración, reconociendo que la innovación no es un movimiento lineal bien definido, sino una compleja transformación llena de meandros y dificultades.
- Evaluación como forma de generar aprendizajes valiosos para mejorar los resultados.
Para concluir, el Design Thinking es una metodología para trabajar el desarrollo de soluciones creativas e innovadoras. Toda innovación lleva aparejada un elevado porcentaje de fracaso. Innovar es en ese sentido asumir riesgos para idear y adoptar soluciones antes no exploradas en un determinado contexto. Para evitar el desaliento es importante considerar que las mejoras son casi siempre incrementales, no radicales. Para innovar es importante desaprender la forma en que ya hacemos las cosas, distanciarnos de las ideas preconcebidas y abstraerse de las soluciones actuales.