Lean Startup consiste en una metodología, acuñada por Eric Ries en 2011, cuyo origen se sitúa en Japón vinculado a las teorías de Lean Manufacturing de Toyota. Tradicionalmente la filosofía Lean, aplicada a los procesos productivos, pone su atención en eliminar cualquier tipo de desperdicio. El caso típico suele ser eliminar los stocks intermedios entre procesos, que casi todas las plantas de producción tienen. Con esta metodología de producción lo que se hace es resaltar todas aquellas actividades que aportan valor a la cadena de producción, eliminando lo superfluo y los gastos innecesarios que conlleva.
Aquí no vamos a desgranar en profundidad la metodología sino a extraer las principales enseñanzas de la misma de cara a poder aplicar estas ideas en nuestro proceso emprendedor.
Los tres pilares en los que se basa la metodología Lean Startup son aprendizaje validado, experimentación e iteración. Se trata de una filosofía que conecta claramente con el Design Thinking. El objetivo que se persigue es reducir el riesgo en el lanzamiento de nuevos productos y servicios.
De acuerdo con este modelo se podrían identificar los siguientes pasos para lanzar una empresa al mercado:
Entre los conceptos clave del modelo Lean Startup destacamos:
Pivote
Es el resultado de testear una hipótesis de trabajo en el modelo de negocio de una empresa. Constituye un cambio sustancial en uno o más componentes de un modelo de negocio. La iteración, por su parte, es el resultado de un cambio menor, de pequeños ajustes. Dado que son los propios empresarios los que han de tomar estas decisiones de calado en la empresa, es preciso mantener un continuo contacto con el cliente.
Desarrollo de clientes
Se refiere al proceso que permite comprobar, directamente con los potenciales clientes, la validez de las hipótesis formuladas sobre el modelo de negocio de una empresa. Este proceso permite generar una base de clientes a los que se puede involucrar en prácticas de co-creación.
Producto mínimo viable
Se trata de la versión de un producto o servicio que recoge con el menor esfuerzo la máxima cantidad de conocimiento validado con el usuario final. El concepto recoge la idea de temporalidad, de continuo perfeccionamiento y adaptación, de innovación permanente. Se conecta directamente con el prototipado, en la metodología de Design Thinking.