Gestión administrativa

financiación

¿Qué tipos de financiación usan las empresas?

Existen distintos métodos de financiación a los cuales puede recurrir una empresa.

Es importante tener en cuenta cuál es la fuente de financiación: ¿De dónde proviene el dinero? En este caso, existen, principalmente, dos tipos. El primero es la financiación propia, aunque las empresas no siempre pueden recurrir a esta vía. Un ejemplo práctico sería que la financiación se efectuase en forma de capital social por parte de los socios de la empresa. Por otra parte, si hablamos de fuentes de financiación, muchas empresas deben recurrir a vías externas, es decir, buscar financiación fuera de la empresa.

Otra de las variables principales a tener en cuenta a la hora de buscar financiación es el tiempo. Las empresas pueden optar por medidas a corto plazo, donde el crédito debe ser devuelto en un periodo de tiempo reducido que, normalmente, suele ser en un máximo de dos meses. En cambio, si se opta por la financiación a largo plazo, se podrán devolver los fondos obtenidos en un tiempo que, en función de la cantidad, suele superar el año.

Crédito Comercial

El crédito comercial, también denominado descuento comercial, es un tipo de servicio de financiación que suele ofrecerse, por parte de las entidades financieras, para que la empresa pueda hacer frente a su activo circulante y efectuar pagos tales como: facturas, pagarés o letras. Se cobran, por parte de la entidad, una serie de intereses que variarán en función del plazo que falte hasta su vencimiento, normalmente son 60 días. Algo importante a tener en cuenta es que, si el crédito no es atendido, el banco cobrará a la empresa los gastos de devolución del mismo, por lo que se convierte en una forma muy cara de recurrir a la financiación.

Póliza de crédito

Es lo más parecido a una tarjeta de crédito que conocemos. El banco pone a nuestra disposición la cantidad de dinero que necesita la empresa y se va utilizando conforme hace falta. Según el dinero que se haya gastado, se generarán unos intereses que rondan el 4%, aunque pueden variar en función de la entidad financiera. Para este método no se suele pedir aval, aunque sí una facturación favorable por parte de la empresa.

Préstamo bancario

Es, probablemente, uno de los tipos de financiación más habitual para empresas. Está dentro del grupo de métodos a largo plazo, ya que suele tratarse de grandes cantidades de dinero. La empresa pide la cantidad de capital que necesita a la entidad financiera y la va devolviendo, normalmente, con una periodicidad mensual y con los intereses correspondientes. Es el método que se suele utilizar para la compra de bienes de inversión, el lanzamiento de nuevos proyectos u otros gastos elevados.

Renting

En el renting se establece un contrato donde el arrendador, que concede a una empresa el uso de un bien durante un tiempo establecido, percibe a cambio un importe económico en forma de cuota mensual por parte de la empresa. El contrato se suele establecer durante un plazo que suele ser de entre 2 a 6 años, aunque, en el caso de los bienes inmuebles puede llegar a ser de 10 años. Debe quedar claro que, con este tipo de financiación, la empresa adquiere el uso del bien, pero en ningún caso la propiedad formal del mismo.

Leasing

Es parecido al renting y se utiliza cuando, por parte de la empresa, existe un interés en comprar el activo, aunque se paga mensualmente como si se estuviera alquilando. En el R

renting, el bien no podía ser adquirido por parte de la empresa al terminar el contrato, mientras que, en el leasing, una vez se finaliza el plazo de pago fraccionado, la empresa tiene la opción de comprar el bien y, si no quiere quedárselo, lo puede vender a otra empresa.

Línea de crédito

En este método, la entidad financiera pone a disposición de la empresa una cantidad de fondos durante un tiempo determinado. Los intereses van en función de la cantidad demandada y el tiempo de margen que la empresa necesita que estén disponibles. Es ideal para aquellos proyectos que no tienen un presupuesto cerrado y no se sabe todavía, con exactitud, la cantidad exacta.

renting, el bien no podía ser adquirido por parte de la empresa al terminar el contrato, mientras que, en el leasing, una vez se finaliza el plazo de pago fraccionado, la empresa tiene la opción de comprar el bien y, si no quiere quedárselo, lo puede vender a otra empresa.

Crowdlending

Este tipo de financiación es la más parecida a un banco sin tener a una entidad financiera como intermediaria. Esta alternativa consiste en financiar proyectos, ya sean de una empresa o de una persona, mediante numerosos inversores. Este tipo de préstamo, financiado con capital privado, deberá ser devuelto en los pagos que se establezcan, junto a los intereses acordados previamente entre los interesados.

Subvenciones

En este caso el capital es aportado por parte de la Administración pública. Cabe la posibilidad de que, depende del sector al que se dedique la empresa, y, si esta cumple unos requisitos, se considere patrimonio y no se tenga que efectuar la devolución del dinero prestado. La mayor parte de subvenciones van dirigidas a I+D o adquisición de maquinaria indispensable. También es una vía muy utilizada en empresas que acaban de empezar para que puedan poner en marcha su actividad empresarial.

Inversor accionista

También conocido por su término en inglés «Business Angel». En este tipo de financiación, serán las personas las que inviertan en empresas que, normalmente, son de nueva creación y necesitan recursos económicos para comenzar. La empresa recibe el dinero a cambio de una participación accionarial que entregará al inversor, que podrá o no, participar activamente en el negocio. Este tipo de inversores suelen realizar estas acciones esperando tener un retorno de la inversión a corto plazo.

Factoring

Esta alternativa consiste en que la empresa traspase los cobros y facturas que tiene pendientes de recibir, a una entidad financiera y que esta le proporcione el dinero de las operaciones de forma inmediata. Es un método de financiación a corto plazo, ya que, en 60 días la empresa de factoring o la entidad financiera cobrará dichos importes al cliente. Por lo tanto, es una manera de que ambas empresas puedan seguir adelante con el negocio sin tener que parar su actividad comercial.

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