Tras anticipar en el artículo anterior el estado del mercado de la artesanía y algunas de sus transformaciones recientes, profundizamos aquí en algunos de los datos disponibles para España y otros países.
En España, el último informe disponible dedicado a la artesanía y su impacto económico se elaboró en 2015, bajo el título completo de Situación de la artesanía en España. Informe de competitividad y principales variables económicas. Hace cinco años el sector productivo estaba formado por más de 38.000 empresas, que empleaban a unas 125.000 personas y cuyo PIB ascendía a unos 4.042 millones de euros, lo que representaba en torno al 2,4% del PIB industrial y un 0,4% del PIB total. Los subsectores con mayor peso en término de empleo eran: muebles de madera (37,6% del empleo total), textil (14,7%) y joyería y bisutería (10%). En relación con la digitalización, el nivel de equipamiento (ordenadores, impresoras, escáneres) era elevado, constatándose que, pese a ser muy bajo, el empleo de impresoras 3D tenía una importancia creciente. El 59% de las empresas disponía de páginas web y el 57% contaba con presencia en redes sociales como Facebook y Twitter. Entre los efectos positivos de la tecnología se observaba una mejoría en la comunicación con clientes y proveedores y así como en los procesos de negocios (compras, gestión de stocks, ventas, facturación, etc.) y en la oferta de nuevos productos y servicios. Se corroboraba una progresiva reducción en el atractivo de los canales presenciales habituales frente a los digitales, ya sea a través de páginas web propias o de presencia en plataformas de venta. Por último subrayaba la importancia otorgada a la cooperación con otros sectores, por ejemplo, el turismo, la moda, la restauración, el diseño o la arquitectura.
Estos datos de 2015 en España ya anticipan algunas de las tendencias del informe Crafts Council (2020), particularmente las referidas al impacto del comercio electrónico, el cual se ha visto particularmente favorecido por la pandemia de la Covid-19 iniciada en 2020. Según este informe, en Reino Unido, el mercado de la artesanía ha experimentado un fuerte crecimiento. Según datos obtenidos a finales de 2019, el 73% de la población es compradora de artesanía, alcanzando un volumen de 24,7 millones de objetos vendidos, con una valoración de más de 3.000 millones de libras. Con todo, el precio medio por artículo se ha reducido con respecto a 2006, pasando de 157 libras a las 124 en 2020. Se trata de datos que, a falta de ser contrastados en otros países, apuntan de forma positiva la evolución de un sector en el que el impacto de la pandemia de 2020 ha tenido serias consecuencias debido a las prácticas, aún muy extendidas, de ventas en ferias donde el contacto presencial es determinante.
El auge del comercio electrónico ha permitido la entrada de nuevos artesanos al mercado, al eliminarse barreras de entrada, particularmente en cuanto a los esfuerzos de venta. Igualmente el abaratamiento de la tecnología ha permitido que el acceso a medios de producción sea mucho más asequible. Estas condiciones se hacen especialmente interesantes en la hibridación con las tecnologías digitales, como apuntaremos más adelante.
La digitalización y la globalización de los canales de ventas abre también las puertas a una mayor internacionalización. Haciendo uso de la teoría de la larga cola (Anderson, 2006), la artesanía, que es una actividad muy especializada, de nicho, se beneficia en gran medida de la agregación de demanda que se produce al acceder a mercados globales gracias a los medios digitales y a modelos de logística cada vez más eficientes y baratos. Negocios que anteriormente hubieran resultado inviables, ahora pueden ser rentables al acceder a consumidores que se encuentran en diversas localizaciones. Pasamos de un enfoque en el que el artesano busca al cliente a través de ferias presenciales a uno en el que los potenciales clientes, estén donde estén, pueden conocer la oferta de un artesano a través de una tienda online o de contactar directamente con el productor a través de redes sociales.
Todo ello nos remite a la impostergable urgencia de adaptar al nuevo entorno digital los modelos de negocio en el sector de la artesanía, tal y como, de forma evolutiva, ha venido sucediendo en muchos casos. Desde Europa se ha reforzado esta necesidad a través de proyectos como el Crafts Code, que, iniciado a mediados de 2019 con una financiación algo superior al millón y medio de euros, persigue el objetivo de mejorar la competitividad de las PYMEs dedicadas a la artesanía mediante el desarrollo de un marco de trabajo que estimule la aplicación de políticas y programas de desarrollo regional para que las empresas en el sector innoven reduciendo el riesgo de desaparición de artesanías tradicionales.
Esta innovación va ligada estrechamente a la tecnología digital y a conceptos de innovación y aprendizaje organizacional permanente, en línea de lo aplicado en otros sectores particularmente emprendedores.
Referencias
ABAY Analistas Económicos & FUNDESARTE (2015): Situación de la artesanía en España. Informe de competitividad y principales variables económicas. Fundación EOI. https://www.eoi.es/es/savia/publicaciones/21105/situacion-de-la-artesania-en-espana
Anderson, C. (2006). The long tail: Why the future of business is selling less of more. Hachette Books.
Crafts Council (2020). The Market for Craft. https://www.craftscouncil.org.uk/documents/880/Market_for_craft_full_report_2020.pdf
Romero Frías, E. (2021). “La transformación digital de la artesanía: innovando en los modelos de negocio.” En A. García López y A. Suárez Martín (Eds.) Repensar la artesanía. Estrategias para impulsar la artesanía contemporánea (pp. 137-168). Editorial Comares. ISBN 978-84-1369-109-1.
Por Esteban Romero Frías.